Asamblea Federal (II): un balance fundamentalmente positivo


Después de unas primeras impresiones, paso al análisis de los resultados de la Asamblea. Una vez reposado todo, hago un balance muy positivo.

Como comenté, me incorporé hace ahora siete meses a la Comisión que ha venido preparando la misma. He ido contando todo lo que he podido (aunque las fuerzas me fallaron desde octubre y pido perdón por ello), y quien me haya seguido sabe que no ha sido una experiencia muy grata. Aunque saco cosas muy positivas, como haber conocido a algunas de las personas protagonistas, seguro, de la próxima etapa y haber establecido con la mayoría una buena relación personal. O eso creo. Durante esos meses, ha habido actitudes muy peligrosas desde casi todas las partes. Se ha puesto muy difícil el debate a la afiliación y se han hecho maniobras que ponían en serio peligro que saliéramos bien de esta. A quien me preguntaba qué iba a pasar le decía siempre: "no tengo ni idea, me creo cualquier cosa, que acabemos saltando por los aires o que logremos la catarsis". No ha sido ni lo uno ni lo otro, pero se me parece algo más a lo segundo.

Desde luego esto puede parecer extraño si uno se atiene a lo más relevante mediáticamente, que ha sido la cuestión de la Coordinación General. Pero hay otras cuestiones fundamentales en la Asamblea. Partíamos de una situación en la que había sido imposible el acuerdo en las cuestiones más básicas de una Asamblea: unos documentos comunes, la aprobación de censos... Se habían exacerbado las diferencias más que nunca.

Eso nos llevó a mucha gente a proponer salidas, con nuestras humildes fuerzas. El documento que yo defendí proponía unos mínimos: racionalizar el debate, salir con una política unitaria sin imponer la de ninguna de las partes, no repetir la lógica gobierno-oposición, abrir un proceso constituyente o de refundación y una fuerte renovación de la dirección. Esta última parte es la que más coja se ha quedado, pero en lo demás se ha avanzado mucho. Aunque hubo que hacer verdadera ingeniería para ordenar el debate de los documentos políticos y de los estatutos, se consiguió salir en ambos casos con decisiones claras. El documento avalado por el PCE y otras gentes fue tomado como base y fue produciéndose una síntesis con aportaciones de los otros y de las enmiendas recibidas. En dos de las tres comisiones ni siquiera tuvieron que votar el resultado del debate y en el conjunto del documento se consiguió casi unanimidad en el plenario. Decían en Público que se avalaba la línea de los últimos años: yo no diría tanto, se han limado las cuestiones más polémicas del documento base, pero se mantiene mucho de lo que suponía un cierto cambio de rumbo. Un cierto cambio, correcciones, mejoras, que compartimos prácticamente toda la organización y la votación fue una buena muestra.

En estatutos fue la propuesta de la Comisión Unitaria, que compartían las otras partes, la que se tomó como base. En la inmensa mayoría de partes, ni siquiera entramos a debatirlo porque había una amplísima coincidencia. Solo se tocaron algunas cuestiones de calado y creo que en ningún caso la aprobación o no de las enmiendas supuso un gran problema para nadie. Y se aprobaron cuestiones importantes como por ejemplo la ordenación del tema de los censos, tan polémico siempre, y en la que solo había diferencias técnicas acerca de cómo realizarla.

Pero sobre todo me parecieron muy positivas las declaraciones de entrada y salida de la Asamblea. Hubiera sido mejor otro método de elaboración de las mismas y más tiempo para reflexionar sobre ellas, pero bienvenidas sean si han generado acuerdo. La llamada "Declaración de Rivas Vaciamadrid" con la que abrimos la jornada del sábado establece una línea política unitaria ante la crisis y establece un plan de trabajo, con actos públicos y movilización, que podría ser la mejor precampaña para las europeas y una buena herramienta para recuperar el contacto con nuestra base social. Y la resolución final, sobre el proceso de refundación de IU, nos marca una hoja de ruta que ha de culminar en una nueva Asamblea en 18 meses. Ambas se aprobaron casi por unanimidad.

La nueva dirección tiene material: tiene una línea política que no es un manifiesto al uso con obviedades, seguramente es la más debatida en los últimos años. Tiene unos estatutos más ordenados y con herramientas para mejorar muchos aspectos. Tiene una propuesta de movilización ante la crisis y una hoja de ruta para la refundación. Esperemos que no se pierdan en ninguna otra cosa por el camino.

P.D: La cuestión de la elección de Coordinador/a la dejaré para el último apunte sobre las propuestas de futuro.

Comentarios

Jorge ha dicho que…
Eres un optimista irremediable.

Aguardo el resto de entradas.