¿Obama?

Anteayer me llegó un SMS de Pedro, en el que solicitaba comentarios acerca del artículo que le publicaron en Público (valga la rebuznancia). No se podrá quejar porque yo procedo a hacerlo en este blog de relumbrón que os ha tenido a pan y agua durante casi un mes por el síndrome postvacacional ese. Ya lo siento, que sé que lo pasáis mal (peor incluso que los fieles de Don Ricardo, cuando los malos le atacan).

No sería justo que comenzara sin señalar que no puedo evitar que influya en mi juicio el gran aprecio, personal y académico, que siento por el autor; no quiere ello decir que no vaya a ser ecuánime al valorarlo (lo intentaré), sino que quizás en caso de haber llevado otra firma habría sido injustamente más duro con él. Porque el caso es que ha elegido un tema espinoso en nuestra izquierda y más si se hace desde un enfoque poco convencional. ¿Un tío de Izquierda Unida echándole alguna flor a Obama? ¿Ese mismo que elogian González Pons, Sáenz de Santamaría o incluso Germán Yanke?

Lo más fácil (y no por ello desacertado) habría sido afirmar que es más de lo mismo, un producto mediático bien envuelto, que en el fondo no plantea cambios sustanciales con respecto de las pasadas administraciones republicanas o demócratas en lo sustancial. Y razones tampoco faltarían: ha hecho importantes esfuerzos por demostrar su continuismo en las relaciones con Israel, salir de Iraq para meterse más en Afganistán parece buscar solo que lleguen menos cajas de pino a casa, y sus bellas palabras suenan a humo, a prestidigitador. Será la desconfianza tras tantos años de más de lo mismo, estuviera quien estuviera en el despacho oval, pero a mucha gente nos empezaba a hartar tanto ensalzamiento de su figura. Y va entonces Pedro, y se me descuelga con algo tan contundente como esto:

El espacio político en el que Obama se sitúa no es una vuelta de tuerca más en la estrategia de la Tercera Vía, aquella propuesta de subordinación indecorosa de la izquierda socialdemócrata a las exigencias del neoliberalismo. Es la constatación de que las políticas neoconservadoras están prácticamente finiquitadas y, con ellas, las propuestas de acomodamiento de una parte de la izquierda a ese mundo.

Y aquí es donde comienza mi magnanimidad, porque normalmente una frase así me habría cegado y no habría sabido reposar y digerir lo leído. Una vez concedida la segunda lectura por aquello del colegueo, creo que entiendo por dónde va. No sé si estoy del todo de acuerdo, pero al menos representa un enfoque diferente, intenta ver si aquella muesca en la pared puede acabar por convertirse en una verdadera brecha. Si, mirando con perspectiva histórica, podemos intuir un punto de inflexión; pero, ojo, teniendo en cuenta que el punto de inflexión no es lo mismo que el cambio de tendencia al que antecede. Hablamos, por tanto, de Obama como síntoma. Síntoma de un posible escenario postneoliberal que esboza Pedro: no lo tengo claro, pero es interesante cómo se ha lanzado a la piscina.

No lo pone así, pero me ha llevado a otra reflexión: quizás Obama como símbolo pueda llegar a despertar a sectores sociales estadounidenses desencantados, activar la esperanza de cambio. ¿Quiere eso decir que va a colmar las expectativas creadas, que va a satisfacer las necesidades apremiantes de los sectores sociales más maltratados por el sistema? Yo lo dudo mucho, pero veremos. La cuestión es si esto puede ser la espita que abra un cambio más profundo. Está claro que más allá de su tez y sus cacareados y humildes orígenes, Obama no será Evo Morales. La cuestión es si podrá ser a EE.UU. lo que Alejandro Toledo fue a América Latina.

Lo que pretendo decir es lo que bien señala Pedro al final de su artículo: "la teatralización va muy por delante de la realidad". Toledo no dejó de ser teatralización, por más que se armase revuelo con aquel primer candidato idígena que era capaz de meter una cuña en los sistemas bipartidistas de alternancia habituales en la mayor parte del continente. La cosa acabó más bien en fiasco, pero es posible que aquella primera crisis en el sistema de partidos fuera síntoma de lo que después viniera, acompañado de movilizaciones sociales y procesos de cambio mucho más profundos, en países vecinos.


Cuando surgió aquel espejismo, los primermundistas bienpensantes aplaudimos. Cuando surgió Evo, también, aunque muchos enseguida se bajaron del carro; ya lo dije en su momento: "Los soñadores solo resultan atractivos mientras se limitan a soñar y a hablar de igualdad, pero se convierten en peligrosos caudillos populistas cuando lo intentan poner en práctica". Ojalá llegue el día en que un candidato a la presidencia de EE.UU. encandile menos a todos por igual y asuste a los que viven demasiado tranquilos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Yo creo que para analizar la política estadounidense es imprescindible tener en cuenta el sistema de financiación electoral: para ganar las elecciones es imprescindible contar con el beneplácito de los poderosos económicamente. Eso imposibilita un cambio sustancial.
Estoy de acuerdo con que Obama representa una imagen nueva. Y que eso puede responder a que en parte de la sociedad estadounidense haya una sensibilidad distinta.
Pero Obama no ha hecho más que una puesta en escena. No digo que vaya a ser un Bush III. Digo que no podemos saber qué va a ser (si gana). Porque lo único concreto que ha afirmado es una de cal y una de arena: subir impuestos a las grandes fortunas, pero apoyar a Israel; irse de Irak, pero reforzar la ocupación de Afganistán... y poco más.
Cuando estuve en la isla neoyorquina, en los ambientes más o menos alternativos había furor por Obama, pero era el furor por un icono pop. No creo que podamos decir todavía si es más de lo mismo, si es otra cosa, si quiere ser otra cosa pero le obligan a ser más de lo mismo...
En fin, me alegra que hayas vuelto a escribir por aquí, entre otras cosas porque así me has dado un tema para la semana que viene. Hazlo con más frecuencia.
Pablo ha dicho que…
"Obladi, Obama, life goes on, ooohh nai no nai no nai no na."

Ringo Starr, 1966
Ignacio Blanco ha dicho que…
Comparto más tu comentario que el análisis de Chaves. De hecho, me parece muy aventurado afirmar rotundamente que "las dos décadas de políticas neoliberales y la última, en particular, de hegemonía neoconservadora, han llegado a su fin".

Es algo que está por ver. Igual que la victoria de Obama. Y su desempeño como presidente. Yo particularmente preferiría ilusionarme, pero dudo que llegue a desbordar a Clinton (Bill) por la izquierda. Y ya sabemos lo que eso supone: simplemente un alivio después de 8 años de Bush (y no es poco en estos tiempos).

Más interesante ya digo, me parece tu interpretación de Obama como símbolo (y la comparación con el papel histórico de Toledo en América Latina). Ahora bien, mi gran duda es si los izquierdosos europeos no estaremos confundiendo los signos de agotamiento de la era Bush con la crisis de las políticas neoliberales/neoconservadoras, en un ejercicio de voluntarismo. A ver si después va a quedar todo en un cambio cultural/generacional, un "yes, we can" que mantenga las mismas hipotecas con la gran industria médica y farmacéutica, la mismas recetas monetarias de la FED, el mismo sometimiento a los dictados del lobby armamentístico...

Ese fenómeno lo viví yo "in situ" en el Reino Unido, cuando la primera victoria de Blair en el 97. Entonces también se desbordó la alegría, se jubiló a toda una generación de políticos conservadores, incluso podemos decir que se cambió de época, pero las políticas thatcheristas en la gestión de lo público se mantuvieron incólumes.

Se me podrá decir que el de ahora es un momento crucial, con la crisis crediticia de las hipotecas basura demostrando la necesidad de regulación estatal de los mercados, y que eso indefectiblemente llevará a revisar las políticas neoliberales. Ojalá, pero me parece una visión demasiado cortoplacista. En términos históricos me parece que el capitalismo sigue gozando de una excelente mala salud, y que el proyecto neoliberal aún no está agotado para aquellos a quienes sirve.

Un saludo.
Antonio ha dicho que…
Coincido con el comentario de Ignacio. Y desafortunadamente no veo ningún indicio de que el neoliberalismo este muerto (ni en EEUU ni en la UE), es más yo pese a la crisis, lo veo bastante vivo, y la única modificación económica es la de que ahora sí hay algo que se puede nacionalizar... y son las pérdidas financieras, pero no me parece un rasgo como para llamar a esto postcapitalismo, cuando todo el proceso que nos ha llevado hasta aquí sigue en marcha e incluso con más fuerte en Europa que se encuentra inmersa en la "liberalización" del sector del transporte.

En cuanto a los cambios ocasionados de la victoria de Obama o McCain, yo creo que desde Europa están muy sobrevalorados, y es que mientras dentro de EEUU puede suponer una alivio en algunos asuntos, internacionalmente no veo claro que vaya a ser positivo, pues podría recuperar una diplomacia más inteligente, que consiga volver a las "invasiones humanitarias", etc. Vamos podemos tener una misma política internacional con un apoyo mayor de Europa y de sus medios, e incluso lo de la retirada de Iraq, no me lo creo, vamos pondría la mano en el fuego que el modelo de retirada será manteniendo bases o algún dispositivo en torno a los pozos petrolíferos, no conviene olvidar que lo que señala Hugo en las primeras líneas de su comentario...
Anónimo ha dicho que…
Personalmente creo que es preferible que Obama no gane. Desde el gobierno, poco podra cambiar. Por un lado, para equilibrar tendria que virar al centro, para tener apoyos para lo que quiera hacer. Por otro, la lentitud de lo que quiera hacer o la decepcion por lo que no haga puede destruir la masa que le aupo y obligarle a depender de las estructuras del partido. Creo que por desgracia para el mundo ganara, pero que si perdiera sus posibilidades de catalizar un cambio serian mucho mayores. Por un lado, si pierde por poco, desde el otro lado virarán en su direccion para comerle terreno. Por otro, al perder, tendra alas para seguir liderando su sueño, que parece que vende muy bien, e incluso podria cohesionar una avalancha que le supere...
Como con IU en españa, creo que es mas importante su posibilidad de crear utopias (mundos por los que luchar) que lo que podrian hacer actualmente desde un gobierno.

A los que dudan del final del sstema, a este no le queda mucho... por agotamiento. Este sistema es un niño en un campo de sandias, las corta y se come el corazon, sin pepitas... lo mas rentable segun la ortodoxia... pero se esta acabando el campo. Puede acabar por decision humana o por fin de existencias, pero el cierre esta cercano... yo al menos lo creo asi.

y como hay post mas nuevos, y nadie leera esto, puedo firmar como me gusta, Peña de la Gente del Bar, la PGB del jueves, mucho anterior a la prueba general del bachillerato...