Alta Velocidad

Como dice hoy Rafael Reig en su Carta con respuesta "la red ferroviaria española ya está mandada recoger. Cuando se tomó la decisión de dedicar todos los esfuerzos al AVE, se condenó a la red convencional a una dolorosa muerte por inanición".

Supongo que, si me leéis desde dentro de las fronteras, habréis visto más de una vez el insistente anuncio de la nueva línea de Madrid-Valladolid. En cincuenta y tantos minutos. Si sois de Valladolid habréis sufrido la matraca para apuntarse el tanto entre Ministerio (el ex y el de ahora), Junta y Ayuntamiento. Yo probé el otro día el asunto este del AVE. La verdad es que da gusto ir: es silencioso, amplio, y casi no te da tiempo ni a leer el periódico para cuando te has plantado en Chamartín.

Aunque lo cierto es que tiene truco: a la vuelta fui en el verdadero AVE, pero a la ida, lo hice en Alvia, un Talgo de los de toda la vida, pero que va sobre la vía de alta velocidad. La diferencia de tiempo es casi imperceptible: una hora frente a una hora y veinte minutos. Los dos tienen la ventaja (para los de aquí) de no parar más que en Segovia. Pero sobre todo el secreto está en un trazado que acorta sensiblemente el recorrido: unos 100 km. menos que la ruta que hemos hecho toda la vida. La pregunta es: ¿no podría haberse tomado desde siempre esa variante, habiendo hecho innecesaria tan faraónica obra? Incluyendo incluso alguna parada más, habríamos tenido Talgos en hora y media o tres cuartos, y regionales express haciendo el trayecto en dos horas, frente a las dos horas y tres cuartos habituales. Y por el precio del AVE nos habría sobrado para una red de cercanías en condiciones con Ávila, Arévalo, Medina del campo, etc. que ahora se quedan a dos velas. Por el contrario, la red de cercanías en Castilla y León se ha ido desmantelando.

La idea de implantar la Alta Velocidad a lo largo y ancho de la Península refuerza la tendencia a la centralización de recursos e inversiones, y por tanto de población, en unas pocas ciudades. Soy bastante excéptico a la hora de hablar de cuánta inversión llegará a Valladolid de la mano del AVE. Pero aún suponiendo que fuera cierto no me parece un objetivo deseable: no de esa manera. Si a Valladolid llega inversión y se genera empleo (y no entremos ya a pedir peras al olmo hablando de su calidad), será a costa del resto de la región. Las zonas rurales se despoblarían aún más, la dependencia del resto de provincias con respecto de la capital sería aún mayor.

Pero mantener una tupida red de cercanías parece mal negocio. Quizás lo sea, pero es que no es negocio, es un servicio público. Además del consabido desequilibrio territorial, la concentración económica en unos pocos núcleos urbanos tiene otros inconvenientes: el que hoy quería resaltar es que el incremento de la población urbana es una de las principales causas de agotamiento de recursos y energía y de los problemas ambientales del planeta. Nos enfrenta al conflicto ecológico de la finitud del planeta y la fragilidad de sus equilibrios, pero también al conflicto igualitario del desigual reparto de recursos: las ciudades del norte consumimos nuestra parte y la inmensa mayoría de la de las gentes del sur.

Desde el punto de vista de una sociedad consciente del problema de viabilidad de su forma de vida, la alta velocidad parece una apuesta poco responsable. Pero, oye, el progreso es el progreso.

PD: No me va mucho lo de colgar directamente yo las noticias, notas de prensa, etc. que vayan surgiendo durante la campaña. Pero intentaré poner enlaces, como este de la entrevista que me hacen en Gente (página 8 y reseña en portada)