¿Estás seguro, Mañueco? Ocho razones para dudar del adelanto electoral.

El Presidente de la Junta de Castilla y León acaba de convocar elecciones anticipadas. Presuponemos que porque le viene bien a su partido. Pero, ¿está tan claro que eso es así? Expondré algunas razones por las que Fernández Mañueco podría estar equivocándose por completo.

  1. Una pésima puesta en escena. La forma en que se han anunciado las nuevas elecciones (días después de negar que se fueran a convocar) demuestra la absoluta desconexión de la sociedad castellano y leonesa por parte del presidente de la Junta. Cuando toda la población está asustada con el auge imparable de la pandemia, anulando comidas de empresa y cruzando los dedos para poder juntarse en nochebuena con su familia, se descuelga con una crisis de gobierno por intrigas palaciegas. Castilla y León tiene una de las incidencias más altas y es la cuarta comunidad con mayor ocupación de UCIs. Mañueco se ha escudado en un relato sobre supuestas traiciones de Ciudadanos para justificar su decisión. Sea cierto o no, es un error pensar que se vaya a entender que eso es motivo suficiente. A nadie fuera de los círculos partidistas le interesa si se tienen más o menos lealtad en lo que hagan entre bambalinas. Las puñaladas se presuponen, pero también se espera que sean capaces de poner los intereses de la ciudadanía por encima de las intrigas palaciegas, que no interesan a nadie. Mañueco ha cometido el error de ofuscarse tanto en la bronca interna con su socio, Ciudadanos, que no es capaz de levantar la vista y entender que a nadie le importan sus trapos sucios. No se da cuenta de que así se pone de manifiesto que lo único que pretende es eliminar electoralmente a su socio/rival.
  2. Cambiar un problema por otro. Es bastante probable que con este movimiento Ciudadanos prácticamente desaparezca de las Cortes de Castilla y León. Pero también es de esperar que la presencia de VOX en el hemiciclo aumente. Convoca las elecciones en un momento dulce para la extrema derecha, con situación de bronca interna en el PP, que en las encuestas se muestra estancado o algo a la baja. A nadie se le escapa que Casado pretende utilizar a Castilla y León y Andalucía como victorias "seguras" que le relancen a nivel estatal. Pero en el caso de Castilla y León, al menos, está tan asentada la idea de que el PP ganará que una parte del electorado de derechas puede sentirse tentada de darse el "gusto" de votar a los de Abascal sin temor a perder la Junta. El PP puede acabar viéndose abocado al pacto con un aliado mucho más incómodo, pues mientras Ciudadanos simplemente trata de sobrevivir, VOX aspira a seguir creciendo y sobrepasar al propio PP. Mañueco no es Ayuso, aunque intentará jugar a imitarla en campaña. El voto "políticamente incorrecto" no se siente igual de a gusto votando al anodino PP de esta tierra y, si no ve riesgo de perder la mayoría, preferirá que tenga un contrapeso.
  3. Nuevas incógnitas en el horizonte. Es posible que otro de los motivos para este adelanto fuera anticiparse a los movimientos de "La España Vaciada". Pero, por de pronto, solo dos horas después de su anuncio, Soria Ya ha confirmado que se presentará a las elecciones. Es posible que otras plataformas locales le sigan. ¿De dónde podrán captar voto? Pues es una incógnita, por el momento, pero no es descartable que parte del voto rural, tradicionalmente inclinado a la derecha, pueda valorar apoyar a opciones como esa.
  4. Unas elecciones sin voto municipal. El PP tiene una presencia muy predominante en el voto rural, lo cual tiende a arrastrar voto hacia su candidatura para las Cortes. En las municipales tiene a sus alcaldías plenamente movilizadas para lograr votos. Ahora, lógicamente, muchas de ellas también procurarán beneficiar a su partido, pero seguramente ni con la misma intensidad ni con el mismo resultado (es más fácil decir a tu vecino "ve a votarme" que "ve a votar a los de mi partido"). Amén de que no pocos alcaldes y alcaldesas se presentan por ese partido por los beneficios que le supone a efectos de mejorar relación con su respectiva Diputación, pero no tienen una vinculación partidista firme.
  5. Seguimiento mediático a medio gas. Tradicionalmente, las elecciones autonómicas en Castilla y León van unidas a la de la mayoría de comunidades, además de las elecciones municipales, por lo que se viven como una campaña estatal. Las grandes televisiones muestran diariamente a los líderes de cada partido, especialmente de los más grandes, y eso moviliza el voto de las personas menos movilizadas que se informan por los medios generalistas. No nos engañemos: Castilla y León no es Andalucía, Cataluña, ni Madrid. Aunque se va a hablar de las elecciones del 13F, ni por asomo va a ser el bombardeo electoral constante que vivimos con la campaña de Ayuso y el resto hace unos meses. Por ello y por lo indicado en el punto anterior es previsible que la participación sea sensiblemente más baja que en anteriores citas y habrá que ver a quién puede beneficiar y perjudicar.
  6. Las primeras elecciones puramente autonómicas. Hasta ahora, las campañas autonómicas se mezclaban con la agenda mediática y política de carácter estatal, por lo que bastante gente no votaba en clave de evaluación de los gobiernos de la Junta o de perspectiva de futuro para Castilla y León. En esta ocasión, aunque intentarán darle carácter estatal a la campaña, los debates van a estar más centrados en lo que pasa aquí, en Castilla y León. No colará tan fácil escudarse en el discurso de crítica a Pedro Sánchez.
  7. ¿Cómo estaremos en febrero? Mañueco ha convocado elecciones justo en el momento en que ya nadie se atreve a minimizar el repunte de la pandemia. Cesa a la consejera de Sanidad (de Cs) para nombrar a otro afín, que se va a comer la gestión de esta ola que, con las navidades a la vista, va a tardar en bajar. Por de pronto, le va a tocar gestionar lo que se acuerde en la próxima conferencia autonómica que ha anunciado Pedro Sánchez para pasado mañana y, previsiblemente, algunas medidas tendrán que tomar. Con la polémica y desgaste que ello comporta siempre. Y, tras ello, ¿cómo estaremos en febrero? Quizá empezando a remontar. O quizá no. Quizá con mal tiempo y nevadas que dificulten la participación, especialmente de la población de más edad. 
  8. La corrupción en la agenda. Por último, aunque el adelanto electoral también se intenta anticipar a la mayor relevancia mediática que puedan alcanzar, hay varios asuntos que, si el resto de fuerzas juegan bien sus bazas, van a marcar la campaña. Por de pronto, el 17 de enero varios cargos tendrán que declarar por el pucherazo de las primarias de Salamanca, directamente relacionadas con Mañueco, y no es el único asunto a la vista, ni mucho menos.
No pretendo con todo esto predecir un mal resultado electoral para el PP. Seguro que habrán hecho sus cálculos. De hecho, será difícil encontrar a alguien que pueda defender este adelanto con argumentos basados en el interés general. Pero no sería la primera vez que a alguien le sale mal la jugada de convocar elecciones para su propio beneficio. Le pasó a Susana Díaz cuando echó a Izquierda Unida de su gobierno. Le pasó a Pedro Sánchez en 2019 cuando trató de desembarazarse de UP. Por no entrar en ejemplos de otras latitudes, como la repetición electoral de Canadá para que no cambiase nada. 

Esto no es un pronóstico. Es más bien una llamada a quitarnos de la cabeza la idea de que la victoria del PP es impepinable. Que la Junta le pertenece por derecho divino o que es una maldición que no podemos quitarnos de encima. Sería de una tremenda justicia poética que esto se le diera la vuelta. Pero para ello hace falta creernos que se puede y ser capaces de hacer creíble un proyecto de futuro diferente para esta tierra. Pongámonos a ello sin perder un minuto.

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