La primera vez siempre se recuerda, sea para bien o para mal. Hay a quien le sorprende sobremanera, quizás porque pensaba que no iba a llegar nunca. Eso me ha pasado a mí hoy mismo (¡y en horario de oficina!) y le ha pasado también al Periódico Global de Noticias en Español. Su Consejo Editorial se hace eco de la primera vez del Tribunal Supremo: nunca antes le había temblado la mano a miembro alguno a la hora de anular candidaturas. A mí me toca hacerme eco de la primera vez de El País y la inmensa mayoría de la prensa "respetable": nunca antes habían hecho caso de las dudas razonables en torno a la Ley de Partidos y sus efectos.
Sí ha habido hueco en sus páginas para alguna voz disidente: por ejemplo, hace justo dos años. Pero nunca desde un editorial, que yo sepa. Me parece especialmente destacable, porque es una línea de argumentación nueva: no se trata de una crítica abierta a la propia Ley, sino a una determinada aplicación de la misma en este caso, pero que podría valer para otros similares. Señala que en el caso de candidaturas nuevas (al estilo D3M, Askatasuna, Aukera Guztiak, etc.) es relativamente fácil probar que hay una sucesión con respecto a Batasuna, pero no tanto en el caso de supuesta utilización de formaciones preexistentes, como es el caso, por ejemplo, de Izquierda Castellana, que forma parte de Iniciativa Internacionalista. No enmienda la mayor, ni pone en duda el posible vínculo: de hecho afirma que la negativa a condenar "abona la convicción moral de que existe una vinculación con Batasuna". Pero introduce una cautela muy significativa para este caso (que a otros nos vale para muchos otros, en los que los indicios también son dudosos): "Hay una gran desproporción entre una resolución grave, que afecta a derechos políticos (el de sufragio pasivo), y lo ligero de unos indicios no sustentados en material probatorio suficiente (...) Apostar por la firmeza del Estado de derecho implica aceptar las limitaciones que impone la propia legalidad. No basta con la convicción moral: hacen falta pruebas o indicios solventes".
Lo más curioso del editorial es el peso que le otorga al hecho de que por primera vez haya habido (o haya trascendido) diferencias entre los magistrados. De hecho, muestra absoluta comprensión con los cinco magistrados que ni siquiera han llegado a formular un voto particular. ¿Cómo se entiende que un periódico como El País dé más trascendencia al asunto que los propios miembros del Tribunal? Si estos consideraran la cosa de escándalo, habrían dejado constancia de sus dudas, y sin embargo lo han dejado pasar como una decisión formalmente unánime. Pero El País, sin que hayamos podido ver los razonamientos jurídico de la misma, prácticamente viene a dar la razón a esta opinión minoritaria, solo conocida por filtraciones. Parece que el mero hecho de que alguien discrepe les parece indicio suficiente.
Lo más curioso del editorial es el peso que le otorga al hecho de que por primera vez haya habido (o haya trascendido) diferencias entre los magistrados. De hecho, muestra absoluta comprensión con los cinco magistrados que ni siquiera han llegado a formular un voto particular. ¿Cómo se entiende que un periódico como El País dé más trascendencia al asunto que los propios miembros del Tribunal? Si estos consideraran la cosa de escándalo, habrían dejado constancia de sus dudas, y sin embargo lo han dejado pasar como una decisión formalmente unánime. Pero El País, sin que hayamos podido ver los razonamientos jurídico de la misma, prácticamente viene a dar la razón a esta opinión minoritaria, solo conocida por filtraciones. Parece que el mero hecho de que alguien discrepe les parece indicio suficiente.
Viene a ser como si el pasado sábado un aficionado del Real Madrid hubiera admitido , pero solo entre sus correligionarios, que el segundo gol ante el Villarreal fue en clamoroso fuera de juego. Si un contrario se enterara vendría a decir: "entiendo que en público no lo vaya a admitir, pero para que lo haya reconocido Pepe, con lo merengue que es..." ¿Hay algo de eso? ¿Puede intuirse cierto reconocimiento de que había márgenes para la duda antes y el hecho de que trascienda en este caso hace pensar que ha sido "de traca"?
Está claro que el de Iniciativa Internacionalista ha sido el caso en el que más ha habido que retorcer tanto los hechos como la ley. Pero intuyo que la preocupación de El País no viene tanto por la vulneración de derechos de esta gente (que también, digo yo), como por el hecho de que la fragilidad de argumentos pueda volverse en contra de la Ley. Y no lo intuyo yo porque sea muy listo, sino porque lo dice el propio artículo cuando habla de los pocos indicios en que se basa la sentencia: "Si no los hay, se descubre un flanco que los expertos del frente jurídico de Batasuna no dejarán de utilizar con vista al recurso contra la Ley de Partidos planteado ante el Tribunal de Estrasburgo".
Habida cuenta de que ni la línea habitual de El País ni el propio editorial ponen en tela de juicio la Ley de Partidos, nos permite leer entre líneas: igual nos hemos pasado de frenada.
Actualización: No lo había visto, pero me ha avisado Hugo. Hay aún más tralla en la edición de hoy de El País al respecto. Me huelo que el Tribunal Constitucional puede tener bastante presión para evitar, con el amparo puntual, la desacreditación de la norma al completo en Estrasburgo, que no tardará en pronunciarse.
Actualización: No lo había visto, pero me ha avisado Hugo. Hay aún más tralla en la edición de hoy de El País al respecto. Me huelo que el Tribunal Constitucional puede tener bastante presión para evitar, con el amparo puntual, la desacreditación de la norma al completo en Estrasburgo, que no tardará en pronunciarse.
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