Bendita ignorancia

El pasado sábado decía Joaquín Nieto en el Foro Programático de IU: ¡bendita crisis!. No se congratulaba de los posibles efectos perniciosos sobre las clases populares (veremos si los hay y en qué medida; por ejemplo, si el sector inmobiliario se debilita, perjudicará a quien trabaje en el sector, pero a su vez puede que abarate precios). Se refería a que ponía de manifiesto la insostenibilidad de nuestro modelo de crecimiento económico y abría, por tanto, la necesidad de replanteárselo. Pero que sea necesaria esta reflexión no implica que realmente se vaya a hacer. Veremos.

A los problemas propios de la economía española se sumó este lunes el batacazo general de las bolsas. Hace algo más de tres meses me aventuré a hacerme eco de los rumores que decían que esto podía llegar. Lo del ladrillo, lo de las bolsas... Enlazaba a las opiniones de Juan Torres, que hoy con toda la razón se puede poner medallas (enlazo a Amei, porque no meja entrar en el blog original). Soros dice que la cosa es para preocuparse. A la Bolsa, se juega como al chinchón: es importante ir haciendo buenas jugadas, pero más lo es ser suficientemente hábil como para descartarse antes de que alguien cierre y te pille "en bragas". Dicen que Rockefeller se temió lo del 29 cuando se enteró de que hasta su limpiabotas tenía acciones: sabía que es un juego en el que no puede ganar todo el mundo. Por lo que, si esta vez han pillado hasta a don Amancio y Florentino con las cartas sin casar, debe de ser que el asunto es gordo.

Parece, por tanto, que el modelo económico actual tiene dos problemas graves: el primero es el del papel central de la economía financiera, no ligada a la producción concreta. Los riesgos que implica se convierten en pequeñas crisis aquí o allá (el efecto Tequila, el corralito, la crisis del sudeste asiático) o, a lo peor, en una crisis generalizada. El segundo tiene origen en el pequeño inconveniente de que el planeta es finito. Y avanzamos como una manada de bisontes perseguida por pies negros: hacia el precipicio sin remedio. Solo que nadie la persigue y sí hay posibilidad de darse la vuelta y volver a la pradera.

El gráfico que ayer se nos ofrecía en las páginas de Público da miedo. Nos ofrece la disyuntiva de irnos a Marte y algún lugar turístico más a probar suerte, o cambiar radicalmente nuestra forma de producir y consumir. Teniendo en cuenta las drásticas medidas que están tomando los gobiernos occidentales (y los que no), el nuestro incluido, yo me iría comprando la escafandra.

La gráfica habla, además, no solo del peligro para el Planeta. Habla también de desigualdad. Unos pocos hemos llenado los armarios sin esperar a los compañeros de piso , y aún seguimos yendo a comprarnos trapos pensando que en algún sitio cabrán. Lo hacemos con la irresponsabilidad del que deja todo tirado confiando en que cuando vuelva a casa alguien lo habrá colocado. Siempre ha sido así y nos ha ido bien, ¿no?. Pero, ¿a costa de qué y a costa de quién?

Una pequeña minoría llevamos años viviendo a costa de pobres, de mujeres y del planeta. Pero mejor no pararse a pensar en cómo ha llegado ese jugoso manjar a nuestro plato, no sea que nos siente mal. Bendita ignorancia.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La explosión de la burbuja inmobilaria de principios de 2000, junto con intereses bajos, provoco que gran parte del dinero especulativo se moviera de bolsa a productos inmobiliarios

El aumento de la demanda provoco que el aumento de los precios de la vivivienda a un ritmo de entre el 15 y el 20% y a su vez un aumento de la oferta que paso de constrir 500.000 viviendas anuales a pasar a 700.000 o mas anuales

Una vez que los precios han llegado a un nivel insostenible, juntado a las dificultades hipotecarias (subidas tipo interes + restricciones en conseguir hipotecas), los precios se estancaron y el inversor especulativo se fue a otros productos

La demanda se estanco y la oferta se va reduciendo hasta los 500.000 habituales

El problema es que por cada casa que se deje de construir, se pierde alrededor de 2.5 puestos de trabajo, es decir se pueden perder hasta cerca de 500000 empleos en la construcción que en su gran mayoria podrian ser trabajadores inmigrantes con escasos recursos, ni redes sociales formadas para poder sostener una perdida de empleo

Que conste que no quiero defender este modelo de crecimiento ilogico e insostenible

Las soluciones al problema de la vivienda no deben de venir de la mano de construir mas sino de la mano de forzar la ocupación de lo que esta vació y en un parque gestionado por las administraciones de viviendas de alquiler