Reforzar, reformar, refundir y refundar

Procuro no escribir demasiado sobre cuestiones internas de Izquierda Unida aquí; o escribo para una minoría o dedicaría más tiempo a poner en situación al personal que a expresar lo que en ese momento quisiera contar. Pero, como se sabe, hemos vivido un proceso importante para elegir candidatura a las elecciones generales, y con ello se ha anticipado un debate importante que va más allá de los límites de una organización. El futuro de IU afecta de forma decisiva al conjunto de la izquierda que va más allá de lo que representa el PSOE.

Es evidente que la victoria de Gaspar Llamazares también supone un punto de inflexión en el juego de mayorías y minorías, pero por su importancia simbólica más que por pretender trasladar sin matices los porcentajes de apoyo a las candidaturas al respaldo o rechazo al conjunto de la actuación de la actual dirección. Durante el proceso alguna gente intentamos separar ambos debates, que sobre todo desde los apoyos de Marga Sanz se mezclaban en un primer momento. En un manifiesto señalábamos que debíamos mirar más allá de nuestros problemas internos a la hora de elegir a la persona que nos representase, porque también representaría a cientos de miles de personas fuera. Que había que valorar un trabajo parlamentario en el que señalábamos posibles errores, pero en el que no veíamos motivo para una "enmienda a la totalidad". Y afirmábamos: "nuestro apoyo a la candidatura de Gaspar no pretende anticipar el debate de cara a la próxima Asamblea, es ahora el reconocimiento de una buena labor parlamentaria, honesta y reconocida socialmente, que debe tener continuidad en la próxima legislatura".

Por supuesto, no era una amenaza: veremos en los próximos tiempos, y pasadas las elecciones, cómo seguimos hacia adelante. Pero sí pretendía ser un aviso, para quienes planteaban la elección de candidato o candidata como una cuestión maniquea en la que no solo se daba un apoyo para encabezar por Madrid, sino también a comportamientos pasados y proyectos futuros. Me pareció mal que la candidatura de Marga centrase buena parte de sus críticas en cuestiones internas: ¿qué podría haber hecho ella por resolver cuestiones como la mayor participación de las bases, la resolución de conflictos abiertos, etc? Se pretendía movilizar a ciertos sectores de cara a otro debate que en breve afrontaremos.

Posteriormente, una vez conocidos los resultados, la actitud de Marga me ha parecido ejemplar; quizás sea una cuestión de mínimos y sentido común, pero a veces uno se olvida de que es eso. No así la de otra gente, pues según me han dicho (y su silencio público tras tanta traca lo corrobora), tardaron bien poco en hacer mutis por el foro y no respaldar la actitud conciliadora de una persona a la que, seguramente, mandaron a la confrontación para desgastar, pero sin intención de que venciera. No fuera a ser que surgiera alguien que les hiciera sombra una vez que habían conseguido dejar a Enrique de Santiago en segundo plano.

En contraste con la actitud de la aspirante vencida no me han gustado las declaraciones de Gaspar ni sobre todo de sus más allegados, interpretando, ahora sí, los resultados más allá de la mera elección de un candidato. Por supuesto que tiene su significado "hacia dentro", y que le otorga una cierta legitimidad que es justo que intente gestionar en su favor, pero creo que no era el momento de anunciar grandes proyectos de refundación, por lo demás no concretados. No porque no crea en su necesidad, aunque deberíamos discutir los términos, sino porque era un momento para llamar a la unidad. Tiempo habrá, tras las elecciones, de hablar de cómo damos un impulso al proyecto y en torno a qué mayorías.

Y es que los grandes proyectos requieren de grandes consensos. Y, por importante que haya sido la victoria de Llamazares, no creo que sea suficiente. Para empezar porque no creo que todos sus apoyos como candidato sean incondicionales para otros proyectos: empezando, por ejemplo, por muchos de los que le han llegado gracias a la corriente crítica en Andalucía, que han sido decisivos. Y para seguir, porque también es un error ver como homogéneo el bloque de apoyos en torno a Marga Sanz o a otros candidatos alternativos a Gaspar en otros procesos. La realidad es, afortunadamente, más fluida y compleja, y es momento de tender la mano.

Dejo solo apuntada la idea que inspira y da título a este apunte, y que entiendo puede ser una hoja de ruta para dar un nuevo impulso a Izquierda Unida.

  1. Reforzar el proyecto de IU: es necesario romper de una vez con la cultura de quienes solo se sienten de IU si es su IU. Nuestra organización no deja de ser una herramienta, y por tanto, es siempre cuestionable. Pero no se puede vivir en una eterna situación de provisionalidad: a día de hoy el futuro de la izquierda alternativa en nuestro país pasa por IU; reformándose, refundándose y con todos los cambios que creamos necesarios, pero no es momento de empezar de cero ningún otro proyecto. Hemos de hacer un esfuerzo por reforzar ese sentimiento de lealtad al proyecto entre diversos sectores; pero, evidentemente, eso solo se puede conseguir desde un compromiso para dejar abiertos otros debates más de fondo que se deben resolver en su momento, y no mediante plebiscitos.
  2. Reformar nuestra organización: es evidente que hace falta abrir un debate importante al respecto. Los resultados de las primarias deben ser un acicate, en primer lugar, para dejar claras las reglas del juego que, evidentemente, están falseadas. Pero además hace falta un debate en serio para mantener a nuestra organización en una tensión virtuosa entre la acción institucional y la movilización social, entre la agilidad que exigen los tiempos de la "alta política" y el necesario debate para la elaboración colectiva y participativa.
  3. Refundir los diferentes discursos que desde la izquierda se están planteando para hacer frente a la crisis social y ecológica a escala planetaria. Es necesario crear un nexo de unión que nos dé una identidad común y nos refuerce. Hasta ahora da la sensación de que pluralidad de IU se ha articulado como una mera yuxtaposición de proyectos, tomando exclusivamente la intersección de los mismos. Es necesario encontrar la base común a partir de la cual podamos establecer matices.
  4. Refundar, entonces sí, el proyecto de la izquierda. Incorporando a nuevos sectores y quizás recuperando a otros con los que podemos tener diferencias, pero no mayores que las que tenemos entre las propias gentes de IU.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Parece ser que la actual dirección de IU, al margen de esa "Hoja de Ruta" que tu apuntas, a decidido hacer de la confrontación, la imposición de candidatos adictos al Líder y la defenestración de todo crítico su propia "Hoja de Ruta" para la Refundación de IU. Todo el que tenga un mínimo de sentido común (entre los que te incluyo) sabe adonde nos lleva dicha Hoja de Ruta. Al final, tanto hablar de los anti-IU y resulta que, los mismos que nos ponían sobreaviso respecto al peligro, eran los auténticos dinamitadores de la Organización. Algunos han perdido definitivamente los papeles.