Gasolina

Según cuentan las últimas noticias un hombre mayor, vecino de Lizartza y simpatizante de la izquierda abertzale, ha acudido a primera hora de la mañana al Ayuntamiento de la localidad con un bidón de gasolina, se ha encerrado dentro y lo ha rociado, amenazando con prenderle fuego si no dimitía Regina Otaola, la alcaldesa de la localidad (PP). En estos momentos, han acudido al pueblo numerosos efectivos de los bomberos, la DYA y la Ertzaintza, y algunos vecinos intentan convencerle de que desista.

No os esforcéis en buscar en todos los diarios on-line, agencias de noticia, google... No es más que una broma, que me sirve de ejemplo para el tema de hoy. Una situación muy parecida se dio hace unas semanas en Cigales, un pueblo de aquí cerquita, aunque ni era de la izquierda abertzale, ni pedía la dimisión de nadie. Parece que tenía un problema con unas tierras, y lo que pedía es que fuera allí un juez a escucharle. Anteayer un funcionario de ese Ayuntamiento pasó por el Registro de la Diputación, que es donde yo trabajo, a traer unos papeles, y nos estuvo contando la batallita. Parece ser que al final de toda la película, cuando le convencieron para salir, se marchó sin esposar, tomó un café de camino con la Guardia Civil, pasó unas horas en el cuartelillo, y al día siguiente estaba departiendo con Ana Rosa en su programa, y no sé si en alguno más. Supongo que en su momento habrá juicio o similar, por amenazas y allanamiento de morada.

¿Se imaginan ustedes que esas hubieran sido las consecuencias para el falso vecino de Lizartza? La alarma social hubiera sido tremenda, y en vez de tratar el tema el programa de AR, más bien hubiera sido objeto de las tertulias de Curry, todos los telediarios y un monográfico de Libertad Digital. Es más que probable que, en vez de eso, hubiera dado con sus huesos en la Audiencia Nacional.

Yo entiendo que puede parecer demagogo comparar ambos casos. Evidentemente, nadie en Cigales se siente amenazado cotidianamente por Néstor ni por ninguna banda ante la que él mostrara comprensión, o apoyara directamente. La situación política de Lizartza me parece demencial, y nunca he negado mi oposición más tajante a la Ley de Partidos, pero hay quien se ampara en ello para justificar la amenaza cotidiana a una parte importante de la sociedad vasca. Pero, el hecho de que haya gentuza que someta a sus convecinos a un estado de excepción permanente ¿es motivo suficiente para que también el Estado lo aplique de hecho contra las personas vinculadas a la izquierda abertzale? Cuando hablo de estos temas, me suelen reprochar que soy mucho más exigente con el Estado que con ETA o sus afines. Y suelo responder: "ya, pero es que no espero lo mismo de asesinos, o de cínicos y cobardes que les respaldan, que del Estado: no les puedo exigir lo mismo, porque de unos espero algo y de otros nada."

Habrá que ver cómo se está realizando la instrucción por la que se ha hecho detener a personas que identifican con la nueva cúpula de Batasuna. Cuando he tenido ocasión de leer la obra de Garzón en los diferentes sumarios contra la izquierda abertzale, la argumentación jurídica siempre me ha resultado rebuscada y muy poco rigurosa; sobre todo para tener consecuencias jurídicas y políticas tan importantes. Me dicen que otros como Grande-Marlaska no se quedan atrás. Y me preocupa ver que este tipo de cosas ocurran justo después de que medios aseguren que "La estrategia diseñada por el núcleo duro del Gobierno para abordar la lucha contra ETA hasta las elecciones tiene tres patas: la eficacia policial, la política penitenciaria y la actuación judicial". ¿Y la separación de poderes? Ahora aprieto (Ley de Partidos, sumario 18/98...), ahora suelto (acerco a De Juana, permito a EHAK...), ahora vuelvo a apretar (De Juana para Madrid, Otegi a Martutene...). La credibilidad de lo de "con todas las armas del Estado de Derecho" cada vez es menor; a veces no se usan todas y a veces más de las que hay.

Hemos vuelto al "no se puede negociar con terroristas". ¿Y con Néstor por qué sí? ¿Por qué si alguien secuestra un banco podemos estar dispuestos a ceder para que no haga daño a nadie, pero si las reivindicaciones son políticas hay que ser inamovibles a pesar de que sabemos que causarán cientos de víctimas? Sería un error que ETA pudiera llegar a pensar que gracias a su siniestro bagaje pueda llegar a negociar sobre política. Con un bagaje más corto e inocente, pero no pacífico, la gente tampoco debería sacar la lección de que uno puede hacer lo que Néstor y conseguir que se le haga más caso en sus problemas urbanísticos, y por ahora lo ha conseguido.

También habría que hacer lo posible para que las personas de la izquierda abertzale que consideren que la violencia no es el camino, puedan tener una salida por la vía política. Veremos qué se les imputa y cómo se demuestra, no sea que pase como con la Mesa Nacional de hace una década. ¿A nadie le ha parecido curioso que hasta ayer (salvo que me cuele) no se hubiera detenido a ni un solo mahaikide por el hecho de serlo, a pesar de haber sido considerada Batasuna parte de ETA? Y, por cierto, volvemos a la doctrina de la reiteración del delito de pertenencia a banda armada ¿dónde quedó el non bis in idem?

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