¡Ay, mamá, que viene la crisis!

La primera acepción de la RAE para la palabra crisis es "Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente". A eso se deben de referir cuando se habla de que podríamos afrontar una crisis económica en breve; no es que nos podamos poner enfermos, es que se asume que la enfermedad existe, pero a lo mejor incluso vamos a peor.

Porque, vamos, tiene bemoles que haya una percepción tan estupenda de la marcha de la economía en un país en el que la mitad del personal anda endeudado hasta las cejas. Busco por google así rápido y me encuentro con que en 2003, 2004 y 2005, más de la mitad de los hogares tiene problemas para llegar a fin de mes. Podríamos hablar de temporalidad y de contratos basura; o del 20% de pobreza, en especial personas mayores, que ya asumimos como normal; o de si tiene mucha viabilidad un modelo económico que se apoya en gran medida sobre un sector como el ladrillo que está provocando tremendos déficits sociales y ambientales. Pero no es cuestión de abrumar: con mirar alrededor basta para ver que las pomposas cifras macroeconómicas repercuten más bien poco en los bolsillos del común de los mortales.

Nuestro modelo económico es capaz de aguantar perfectamente esos niveles de enfermedad, sin que hablemos de crisis ni nadie se plantee que hay que tomar medidas. Más allá de la política cortycole del gobierno, quiero decir. El indicador es la estabilidad, la certidumbre; mientras los mercados tengan confianza, todo va bien.

Pues mire usted por donde, lo mismo no va tan bien la cosa. Yo no tengo ni idea, ni le hago especial seguimiento, pero resulta que de repente me veo que un catedrático, que explica todo el proceso bastante bien, cuenta que podría haber problemas de solvencia bancaria. A la vez un responsable público de vivienda habla de que la crisis inmobiliaria empieza a ser más que evidente. Y leo en la prensa que el personal empieza a asustarse y no consumir. Pues no sé muy bien de qué va el asunto, pero creo que es hora de llamar a House y sus chicos porque hay síntomas de sobra para que hagan un diagnóstico diferencial. Qué miedito...

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Evidente lo del apoyo exclusivo en el sector de la construcción.

Mientras tanto las empresas españolas obtienen márgenes de beneficios históricos. Pero estos beneficios, lejos de socializarse, arrojan datos sobre la economía que dan, como dices, miedito: endeudamiento, aumento de la morosidad, inflación...etc.

Los últimos programas sociales del PSOE rascándose la billetera, como dices en una entrada anterior, no garantizan derechos, sino que son parches para que cada uno vea lo que hace con ellos, aprovechando el buen tirón electoral que puedan tener. En ningún caso atacan al fondo de la cuestión. No quieren.