Durango y El Lobo

Como afortunadamente no ha habido daños personales que lamentar, lo más destacable del atentado de esta noche en Durango es que denota la incapacidad de haber recuperado su macabra tradición de atacar objetivos turísticos en verano, o de haber dado un golpe de efecto, de hacer algo grande. De hecho, se considera su primera acción desde la ruptura de la tregua, porque lo del Tour fue tan de chichinabo que ni se cuenta. Han tenido que volver a un clásico. Puede que sea incapacidad, por los duros golpes recibidos estos meses, o también fruto de la lucha de poderes interna; se rumoreaba que los pro-negociación recuperaban el control. Quién sabe.

Y es que es un tema complejo donde los haya. Yo casi agradezco que no hubiera puesto aún en marcha mi blog durante los meses de la tregua, pues habría metido la pata reiteradamente: las informaciones que tenía me aseguraban que todo estaba atado y bien atado y que las sucesivas salidas de tono eran gestos para las correspondientes galerías. Hasta me apunté a la teoría de que lo de Barajas no tenía por qué ser definitivo si mirábamos a Irlanda. Y seguramente ni los datos que tenía eran falsos ni mi impresión errónea, pero por encauzado que esté un asunto uno siempre debe estar vigilante. Yo no lo estuve, ni otra mucha gente, y por eso nos llevamos un chasco descomunal. Pero lo grave es que creo que tampoco lo estuvieron personas implicadas a muy alto nivel en el asunto; y puede que ahí estuviera parte del error por ambas partes.

A todo esto, yo lo que quería era aprovechar para hablar de la película "El Lobo" (ojo, que va algún spoiler), que me prestaron el otro día en DVD. La producción de Melchor Miralles hizo que pasara de ella en su momento, pero una vez cayó en mis manos no me pude resistir. El tema de ETA me apasiona (y me indigna, y me cabrea, pero me refiero a la curiosidad intelectual) y las pelis de espionaje me encantan; lo tenían fácil para que me pudiera gustar al menos un poco. Pues bien, me ha dejado impactado: ¡qué bodrio, Dios mío!. Paso del trasfondo ideológico, porque he visto desde quien opina que es propaganda para enaltecer a un agente fascista que se la jugó a gloriosos gudaris, hasta quien opina que deja en mejor lugar a los miembros de ETA que a la inteligencia del régimen. Yo creo que lo trata todo tan superficialmente y a golpe de topicazos que el mensaje es prácticamente nulo.

Lo del casting es de juzgado de guardia: ¿no había ningún actor o actriz vascos disponible, para darle un poco de credibilidad? ¿Qué narices pinta Jorge Sanz haciendo de Pertur? ¿O el cantante francés (nacido argelino) Patrick Bruel como Wilson? Por no hablar de una banda sonora realmente desconcertante, destacando en mi opinión el play back de una versión bastante melosa de Ikusi mendizaleak.

Yo reconozco que meter en 2 horas una historia, dar contenido a cada personaje, tratar de contextualizar la narración, etc. es muy complejo. Pero no por ello se puede perdonar que para dos veces que se habla de gastronomía siempre toque marmitako (otra cosa no habrá en Euskadi, pero buen comer...), que se intenten euskerizar los diálogos a base de cuatro kaixos, tres lagun y algún que otro aberri ala hil o que se intente resumir la ideología de ETA a golpe de "no tenemos nada que ver con los asturianos" y "nunca nos mezclamos ni con romanos, ni árabes, ni godos". Y ya el detalle de darse el revolcón con el pasamontañas puesto es para mear y no echar gota.

Aparte, hay decenas de situaciones en la película que no resultan creíbles. Al margen de no tener ningún rigor histórico a la hora de caracterizar la situación interna de ETA por aquellas fechas, las asambleas parecen tutorías de primaria; y por la otra parte, las discusiones simplonas de la cúpula de la inteligencia franquista, o la implicación personal en las operaciones de sus dirigentes tampoco parecen demasiado creíbles. En particular los encuentros entre El Lobo y sus contactos en el servicio secreto están asombrosamente mal cuidados: le proponen infiltrarse en ETA sin más reservas en público, blandiendo un cheque; el topo se reúne con ellos mientras está con miembros de su comando y a escasos metros (¡incluso se para a hablar mientras se entrena corriendo por la playa! -que también tiene tela-); están continuamente sobre sus pasos y conocen a todos los etarras, mientras que estos por supuesto no tienen ni idea de quién es del servicio secreto; e incluso El Lobo acaba plantándose en la sede central en Madrid a preguntar qué hay de lo suyo.

Resulta muy difícil de entender la evolución del personaje hasta que se decide a infiltrarse (y se cuenta de manera bastante diferente a como ocurrió, si esta entrevista es real); pero más desconcertante aún es la salida de la banda. En la película acaba por confesar su identidad a su compañera de comando/amante, e incluso le espeta que son "una panda de fanáticos". Ella, por supuesto, aunque le apunta no le dispara (se entiende que por el vínculo afectivo; curiosa fanática, esta), pero le jura que le matarán; en aquel momento parece que le venía mal.

En fin, se le podría sacar mucha más punta al asunto, pero tampoco es cuestión de cebarse. El tema es difícil de llevar al cine (aunque ha habido intentos bastante mejores) y entiendo que es difícil no caer en la simplificación y el topicazo; pero cuando uno se da cuenta de que no puede evitar parir algo mediocre, a lo mejor es preferible simplemente no hacerlo.

Comentarios