Los curas y el ladrillo

Hace unas décadas, conocíamos a curas que a ratos dejaban la sotana y se enfundaban el mono para trabajar en la obra. Entre los que echaron, a los que les siguen cerrando parroquias, los que no renunciaron a casarse ni a la democracia en la Iglesia, etc. queda muy poquito que salvar en el clero oficial, y en nada se parece ya casi ninguno a aquellos curas obreros que jugaron un papel importante en la caída de la dictadura.

Poco a poco todo cambia; también la relación con el ladrillo. De hacer encofrados a hacer adosados. Bueno, eso es mucho decir, o al menos no encaja bien en los dos ejemplos a los que quería referirme. En el primer caso, me encuentro en elmundo.es con un jugoso titular: "La promotora de los obispos". Y cuando me esperaba encontrar algún tipo de pelotazo o de corruptela en connivencia con caciques locales, me doy de bruces (a expensas de que alguien mejor informado desmienta o matice) con que el Patronato de la Santa Creu de la Selva, del Bisbat de Girona gestiona "un parque de unas 300 viviendas de protección oficial en régimen de alquiler, de unos 45 metros cuadrados, por las que se pagan menos de 300 euros mensuales". Y resulta que en otro proyecto, "el patronato pretende poder recortar el precio del arrendamiento hasta los 180 euros".

Hombre, seguro que hay matices que sacarle, pero no me digan ustedes qué diferencia con respecto al Arzobispado que nos gastamos por mi tierra. Hay un dossier bastante completo de lo que ha habido hasta ahora en la web de la Federación de Vecinos, pero se lo resumo: el Arzobispado dirige el patronato de una fundación dedicada a personas con discapacidad; dicha fundación tiene unos terrenos muy céntricos en Valladolid que ahora la prelatura quiere remodelar y añadir dos inmuebles más y un parking subterráneo.

Según dicen quienes entienden de esto, la licencia "se concedió en un plazo récord de tres días y que en el suelo, según el Plan General de Ordenación Urbana, no se tenía previsto construir nada, como mucho una iglesia u otro edificio religioso". El Arzobispo asegura que los beneficios irán destinados a los discapacitados, pero varias entidades de ese campo no están nada contentas: afirman que se ha vendido el suelo a una constructora para hacer el aparcamiento muy por debajo de su valor, y además aseveran que nada tiene que ver el proyecto con los fines de la Fundación.

La cosa está aún muy abierta, pero no huele nada bien. Pero nada, si esos rojos peligrosos que son los de la Federación Regional de Personas Sordas les fastidian el negocio siempre se podrán dedicar al transporte aéreo. ¿Quizás una línea de bajo coste al Valle de los Caídos?

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