El sorpasso de IU y el nuevo abstencionismo

Ayer, el blog de Metroscopia reveló que IU superaba por primera vez en intención directa de voto al PSOE. Es un dato realmente llamativo, pero la verdad es que por sí solo dice poca cosa. Porque en eso estoy de acuerdo con la comparación que encabeza el blog de esta casa demoscópica: las encuestas son como los termómetros. Y que el termómetro indique que nuestra temperatura es de 38,5 ºC puede querer decir que tenemos una infección, pero también que nos hemos roto un hueso o incluso que, como el niño de ET, hemos hecho trampa y hemos puesto el termómetro al calor de una bombilla.

Así que intentemos ver qué hay detrás de ese interesante dato de Metroscopia:
  1. Calle pura y dura: la intención directa de voto no es un dato cualquiera, sino un indicador electoral en bruto, sobre el que no se ha aplicado ninguna fórmula para intentar predecir qué pasaría si se vota hoy. Es, lisa y llanamente, lo que la gente responde cuando se le pregunta qué votaría mañana si hubiera elecciones. En ese sentido, es realmente sorprendente que haya más gente que afirme que votará a IU que al PSOE, e incluso casi tanta como la que dice que votará al PP.
  2. ¿La calle dice lo mismo en todas partes? Hay algo que me sorprende desde hace meses: la importante diferencia en la intención directa de voto que registra Metroscopia con respecto al CIS (otros estudios no la hacen pública). En un caso son 1.000 entrevistas por teléfono y en otro 2.500 presenciales, pero no me parece razón suficiente para que se mantenga sistemáticamente tanta diferencia en un dato "no cocinado". En la serie histórica del CIS, IU no ha pasado desde hace años del 7% en IDV mientras que en Metroscopia hace meses que supera el 8%. Lo mismo ocurre con UPyD que rara vez ha superado el 4% en el CIS mientras que en Metroscopia oscila entre el 5 y el 7%. La diferencia es menos acusada en el caso del PP, donde el CIS recoge también su caída en barrena, aunque sea más benévolo en la estimación final. El PSOE cae lenta pero sostenidamente en Metroscopia, y se mantiene en el CIS: veremos en unas semanas el barómetro de Abril.
  3. Estimando sobre una tarta menguante: lo que recogen todas las encuestas, aunque Metroscopia desde antes y con especial intensidad, es que las verdaderas fuerzas en auge son la abstención y el voto en blanco. Los datos son espectaculares, aunque hay que matizar que el voto en blanco siempre se ejerce menos de lo que se declara: en la serie del CIS rara vez baja del 3% mientras que nunca ha pasado del 1,6% de voto válido. En cualquier caso, lo que demuestra es que el espectacular desgaste del bipartidismo no supone un verdadero auge de ninguna otra fuerza política. Obviamente la mejora de IU o UPyD es notable, sobre todo en términos relativos, pero en número total de votos es bastante pobre teniendo en cuenta que hablamos de unas 10 millones de personas que dejan de apoyar a PP o PSOE. Harán mal dichas fuerzas en olvidarse de esa gran mayoría que no se pronuncia por ninguna opción electoral: primero porque pueden acabar decantándose por alguna, vieja o nueva, y amargarles la fiesta; y segundo, porque no puede ser su objetivo ganar simplemente a costa de que sus incondicionales sean más fieles.
  4. El factor engañoso de la vergüenza: ¿Es fiable ese dato que dice que casi nadie (1 de cada 5) quiere votar a PP o PSOE? Hasta cierto punto. Es normal que en momentos de mala imagen de un partido la gente no se quiera identificar con él. Eso se ve clarísimamente en el "recuerdo de voto" (las respuestas a la pregunta: ¿qué votó usted en noviembre de 2011?). Por ejemplo, en la encuesta del CIS de Enero de 2012 el recuerdo de voto al PP es 6 puntos más alto que en Enero de 2013. En cambio, el PSOE recupera recuerdo de voto, e IU tiene un recuerdo claramente por encima de su voto real. La memoria es selectiva según el prestigio de cada opción de voto. Pero lo realmente sorprendente en Metroscopia no es que se declare poco voto al PP (el partido en el gobierno, que sufre un severo desgaste), sino que el voto declarado al PSOE sea tan bajo (8,8%). Eso no quiere decir que hoy el PSOE sacaría un resultado tan pobre y por debajo de IU, sino que el prestigio de votar PSOE está por los suelos. Hay que tener en cuenta el alto número de personas indecisas y lo infladas que previsiblemente pueden estar las cifras de abstención y voto en blanco por el cabreo del momento.
  5. Predecir en un escenario impredecible: Quizá por ese factor de la vergüenza, Metroscopia se resiste a hacer una estimación peor para el bipartidismo. Sigue confiando en que la parte del voto indeciso, en blanco o abstencionista que finalmente se movilizara en una cita electoral lo haría por una de las dos grandes opciones y por ello el PSOE consigue más estimación de voto a pesar de tener menos intención directa que IU (y a pesar de los pésimos datos en valoración de líderes y otros). Esto no es algo que se saquen de la manga: hay fórmulas y modelos de corrección, basados en otras variables, y Metroscopia usará los suyos propios. Ahora bien, este es un escenario en el que cada vez más estimar el voto se parece a un ejercicio de adivinación. Y digo esto porque realmente no le arriendo la ganancia a quien tenga que "cocinar" los datos. Hay referencias indispensables para poder estimar la probabilidad de que los indecisos voten una u otra opción: datos históricos, valoración de líderes, etc. Sin embargo, hoy esos datos están tan fuera de lo común que resulta muy complicado realizar la predicción con tal descrédito general de la clase política, tan pésima valoración de líderes, y tan altísima voluntad declarada de abstenerse o votar en blanco. La predicción es mucho más fiable en escenarios de estabilidad. Por ello, aunque todas las encuestas recogen unas tendencias similares (desmoronamiento de PP, estancamiento o ligera caída del PSOE, ascenso moderado de IU y UPyD, subida brutal de abstención) es muy complicado estimar en qué grado se va a producir. En Grecia, las encuestas no terminaban de recoger el espectacular ascenso de Syriza, aunque sí apuntaban la tendencia. Lo mismo pasó con el M5S de Beppe Grillo en Italia, que rompió las expectativas
Por todo ello, creo que prácticamente todas las encuestas que se están publicando tienen mucho más interés en el análisis sociológico de fondo que en el plano predictivo. En ese sentido, los ojos deben estar puestos en la gran masa de personas indecisas o que afirman que votarán en blanco o se abstendrán. Habrá quien les pretenda ignorar porque así las cuentas cuadran mejor, quienes confíen en que finalmente engrosarán sus filas y quienes les arrimen al ascua de un desencanto políticamente canalizable hacia nuevas opciones "outsiders". Con lo cual, no está mal echarle un vistazo a ese heterogéneo grupo. No puedo usar los datos de Metroscopia para ello, así que utilizaré los del CIS posteriores a las elecciones de Noviembre de 2011, que es cuando se produce este fenómeno de incremento del abstencionismo
  1. ¿El nuevo abstencionismo es de izquierdas o de derechas? Atendiendo a la autoubicación ideológica (esa pregunta en la que debes situarte en una escala del 1 al 10), la abstención es una opción crecientemente derechizada. Entre la extrema izquierda (1-2) que es el sector que más declara haberse abstenido en 2011 la tendencia a la abstención, sorprendentemente, desciende. Si en Enero de 2012 un 13% declaraban haberse abstenido conscientemente y un 13,5% mostraba su intención de volver a hacerlo, el recuerdo de abstención bajó un año más tarde al 8,2 y la intención de abstenerse al 9,8. Esa tendencia es opuesta en el resto de sectores. La izquierda moderada (3-4) ha crecido moderadamente y el abstencionismo está entre el 7 y el 12%. En el centro (5-6), el abstencionismo que ya era alto, se ha multiplicado prácticamente por 2 y llega al 23%. La derecha (7-8), tradicionalmente poco abstencionista pasa de un 2,3% a un 11,7% de intención de abstención, mientras que la extrema derecha (9-10) pasa del 1,2 al 15,1%. Es decir, cuanto más a la derecha, en mayor proporción crece la abstención. El voto en blanco crece sobre todo entre el centro y la derecha y los indecisos están muy repartidos.
  2. ¿De dónde viene el nuevo abstencionismo? A raíz de los datos anteriores, no sorprenderá que las mayores fugas de voto hacia la abstención vengan de PP y UPyD. El PSOE pierde un 4,4% de su electorado hacia la abstención en Enero de 2012 y un 9,7% un año más tarde. IU se mantiene entre el 5 y el 6%. Mientras tanto, el PP pasa de un 1,7% a un 15,5% y UPyD pasa del 3,7% al 8,9%. El voto en blanco crece mucho más entre PP y UPyD, mientras que PSOE e IU tienen un mayor aumento de indecisos.
  3. ¿Qué edad tiene el nuevo abstencionismo? Suele creerse que es un fenómeno juvenil y efectivamente, en 2011 la gente más joven es la que más reconoce haberse abstenido (30,8%). Pero la evolución ha tenido a igualar a todos los sectores de edad en unos pocos meses. La gente abstencionista de entre 18 y 24 años ha pasado en un año del 16,7% al 23%. La de 25 a 34 del 18% al 21,1%. La de 35 a 44 del 14,3% añ 21,6%. La de 45 a 54 del 10,3% al 23,6%. La de 55 a 64 del 8,8% al 22%. Y la de 65 o más del 12,3% al 19%. Con lo cual, la franja entre 45 y 65 años que es la que más participa es la que más está acusando la tendencia abstencionista. También es en ese sector donde se produce el mayor incremento de voto en blanco y de indecisos (estos últimos también entre mayores de 65)
  4. ¿De qué clase social es el nuevo abstencionismo? Suele creerse que las clases altas participan más que las más humildes. Y efectivamente, en el recuerdo de voto expresado en la encuesta del CIS de Enero de 2012 hay una correlación clara. En el incremento de la abstención, en este caso, se mantienen las tendencias: en todas las clases sociales sube la abstención entre 6 y 8 puntos de manera bastante homogénea, de manera que hay mayor abstencionismo entre obreros no cualificados (pasa del 17,9% al 24,8% en un año), y el menor se da entre la clase alta - media alta (del 10,8% al 17,7%). El voto en blanco y los indecisos también suben de manera homogénea.

De manera que lo que se está produciendo sí parece algo bastante nuevo. A pesar de que el desencanto es muy generalizado y transversal, lo que está provocando el incremento espectacular de esos datos es la desafección de los sectores que más identificados se han sentido por el momento con "el sistema". Es decir, se está abriendo una brecha entre sectores que, por su ideología, su fidelidad partidaria o su edad (la franja que se hizo adulta con la Transición), jamás habían dejado de asistir a la cita con las urnas. Paralelamente, ha habido un corrimiento ideológico hacia la izquierda, puesto que han menguado en 6 puntos quienes se ubican entre el centro, sobre todo, y la extrema derecha (entre el 5 y el 10), y ha subido casi en la misma proporción la izquierda moderada (el 3-4). Sorprende aún más en ese contexto que el PSOE no recoja nada y deja abierto un campo interesante de trabajo con esa gente que se había venido ubicando en el centro y la derecha en los años de bonanza, pero que puede virar a la izquierda al ver que su bienestar era meramente coyuntural.

En otro apunte, si consigo no dejarlo para dentro de seis meses como la última vez, consideraciones sobre cómo intervenir en este panorama.

Comentarios

Juan Peña ha dicho que…
Un comentario relativo a los diferentes resultados que he leído por la red, de un experto como Lluís Orriols:

"Discutiendo con Belén Barreiro por twitter, surgió la hipótesis de que en las encuestas del CIS se subestime los partidos pequeños. Esto sería así porque las encuestas presenciales (no por internet o teléfono) generan ciertos sesgos en la composición de los encuestados. Es una hipótesis interesante que explicaría por que los datos del CIS son menos claros sobre el declive del bipartidismo que otras encuestas telefónicas de los medios de comunicación (i.e. metroscopia para El País). "
Javier ha dicho que…
Excelente análisis. Es raro encontrar un análisis electoral de una calidad como el tuyo. Saludos.
Juan Peña ha dicho que…
Bueno, pues muchas gracias. Creo que lo sobrevaloras, porque hay mucha gente que se dedica a ello y puede escribir con mucho más fundamento. Yo la Ciencia Política la dejé en la carrera y no puedo dedicarme a ella laboralmente, por desgracia, con lo que juego con los datos pero seguramente con poca rigurosidad. En cualquier caso, se agradece el comentario.

Un abrazo